Dietrich von Hildebrand es un autor poco citado. Y cuando se le cita es por su filosofía personalista, no por sus "escritos de combate". Unos están redactados en forma de artículos, como las recopilaciones The New Tower of Babel. Modern Man's Flight From God (1953) y The Charitable Anathema que, aunque publicado en 1993, contiene artículos fechados entre 1967 y 1976. Y otros están escritos en forma de libros como Trojan Horse in the City of God. The Catholic Crisis Explained (1967), Celibacy and the Crisis of Faith (1971), y The Devastated Vineyard (1973).
Dietrich von Hildebrand fue un ardiente luchador contra el Nacional Socialismo. Fue muy admirado por Pío XII. Fue favorable a las reformas litúrgicas de Pío XII, Juan XXIII, y Pablo VI. Aceptó con entusiasmo el Concilio Vaticano II. Sus escritos sobre el amor esponsal parecen haber influido en las ciento veintinueve catequesis sobre la teología del cuerpo de San Juan Pablo II. Su posición teológica no parece muy diferente a la de Benedicto XVI: personalismo cristiano, moral gradual de situaciones y crítica a cualquier "ruptura" con la Tradición, entendida como una "tradición viva". Por eso es tan significativo que sea un autor poco citado.
Quizá la respuesta al misterio esté en alguno de los textos que vamos a leer. Empecemos con un fragmento de la introducción a The New Tower of Babel:
En mi juventud conocí un viejo caballero -uno "auténtico"- que se quejaba de todo. De hecho, cada seis meses se trasladaba de un país a otro con toda su familia y posesiones porque, después de ese lapso de tiempo, el lugar donde había estado viviendo le parecía el peor del mundo.Una vez me lo encontré en Munich, en un concierto muy hermoso en el que un famoso ensemble tocaba los últimos cuartetos de Beethoven. Como ese caballero era un gran amante de la música, pensé "Está vez no tendrá motivo de queja". Pero me equivoqué. Lo encontré furioso e indignado. Me dijo: "¿No es una vergüenza ver a esos cuatro hombres sentados delante de nosotros sudando, esforzándose tanto y soportando toda esa tensión y ansiedad, mientras nosotros disfrutamos y aplaudimos el espectáculo? No puedo soportarlo más."Hizo una descripción perfecta de cómo se ve una situación dada cuando se separa de sus verdaderos significado y contexto. Al ignorar la música, tratando la interpretación como si fuera silenciosa y muda, la actuación y su entorno fueron distorsionadas quedando ridiculizadas. Esto es exactamente lo que sucede cuando miramos el mundo como si Dios no existiera [...]La tarea que Dios nos ha encomendado no es la de asumir el papel de espectadores pasivos ante la acción de la Divina Providencia en la historia, sino la de tomar partido en relación a los hechos, reconociendo los peligros y combatiendo aquellas tendencias que no son conformes a la voluntad de Cristo. Tenemos que darnos cuenta que Dios espera de nosotros el diagnóstico de las enfermedades mentales de nuestro tiempo, alertando de sus peligros para resistirlos y combatirlos. No se trata de adivinar las intenciones de la Divina Providencia para adherirnos a ellas. Se trata de averiguar si una tendencia o actitud en su naturaleza misma es buena o mala, si puede o no soportar el escrutinio ante Cristo. Tan pronto como descubramos los peligros, no podemos sino atender la llamada de Dios para desenmascarar al lobo vestido con piel de cordero, para denunciar los errores y para rastrearlos hasta sus mismísimas raíces, porque sólo golpeando en las raíces podemos esperar vencer al mal.cf. Dietrich von Hildebrand: The New Tower of Babel. Modern Man's Flight From God, Manchester, New Hampshire: Sophia Institute Press, 1994 (1953), 217 pp. ISBN: 0-918477-22-0, pp. 3-4.
Las palabras de Dietrich von Hildebrand contrastan con la medicina de la misericordia de San Juan XXIII durante el discurso de solemne apertura del Concilio Vaticano II:
En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas.
Quizá sea este contraste el que ha provocado que Dietrich von Hildebrand sea un autor comparativamente poco citado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario