-Y me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Francisco, Jornada Unidad Cristiana. Fénix, 23-V-15
Hæc est hora vestra et potestas tenebrarum (Lc.22:53)

viernes, 11 de julio de 2014

Anatomía de una noticia: I. La noticia

 

Robert Mickens era el corresponsal del Tablet en Roma. El pasado 2 de marzo se congratuló en Facebook por la elevación al colegio cardenalicio de monseñor Loris Francesco Capovilla, secretario de San Juan XXIII, el Papa Bueno. Aludiendo a su buen estado de salud, a pesar de lo avanzado de su edad (98), y a los motivos de salud aducidos por Benedicto XVI para abdicar, escribió en tono desenfadado:
Esto es algo que debería haber sucedido hace MUCHO tiempo. ¿Creéis que llegará al funeral del Rat...?
A lo que un cierto Chris Grady le respondió en el mismo tono:
Espero que se encuentre lo suficientemente bien como para concelebrar la Misa de la canonización de San Juan XIII y del otro [San Juan Pablo II Magno] el 27 de abril. El funeral del Rat al día siguiente sería un bonus...
A consecuencia del primer comentario, The Tablet despidió a Robert Mickens como su corresponsal en Roma. El segundo comentario no parece haber tenido consecuencias para nadie. Damian Thompson le ha dedicado al asunto toda una entrada en su blog del Telegraph, escribiendo:
qué gesto más encantador por parte del Papa Francisco [crear cardenal a monseñor Capovilla... pero] qué comentario más desagradable por parte de esas dos personas...
Por su parte, el reverendo John Zuhlsdorf, haciéndose eco del post de Damián Thompson en el Telegraph, también ha dedicado al asunto una entrada monográfica en su blog, en la que escribe:
Tengo que alertaros de algo terrible que mi amigo Damian Thompson ha descubierto. Todo el mundo debería leer esta conversación en Facebook porque revela la verdadera actitud de la izquierda en la Iglesia Católica... Damián tiene razón. Es desagradable... Es como ver un animal atropellado en la carretera, algo casi inevitable. Y es inevitable porque así piensa la izquierda católica cuando se desata. Es algo que nos vemos obligados a ver cuando echamos un vistazo a los medios de comunicación social... Cuando los progres son malos es cuando dicen lo que realmente quieren decir...
Ciertamente, es desagradable que alguien llame rata -en inglés "rat"- a monseñor Ratzinger. Y que hable con ligereza de su muerte. En Facebook, una persona lo ha hecho, perdiendo su trabajo por ello. Y otra le ha seguido el juego.

Pero el mayor escándalo, quizá, no sea tanto ése cuanto que, con la que está cayendo en la Iglesia de Francisco, Madariaga y Kasper, dos grandes bloggers dediquen sendos escritos a dos frases que dos personas han escrito en Facebook. Como si no hubiera asuntos de mayor trascendencia, urgencia o interés de los que hablar. Como, por ejemplo, la creación cardenalicia del propio monseñor Capovilla[1].


 

Seguirá...

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[1] O como, por ejemplo, el fenómeno de los abusos sexuales a menores por parte de clero católico, obispos y cardenales incluidos.

Sólo en Estados Unidos, hay al menos doce diócesis en bancarrota financiera por ser incapaces de hacer frente al pago de los casi tres mil millones de dólares de las indemnizaciones producto tanto de acuerdos extrajudiciales como de la demostración en sede judicial de los abusos sexuales cometidos por el clero contra menores bajo su tutela. Doce diócesis.

Cada vez que los católicos de esas diócesis contribuyen con el óbolo dominical al cepillo de sus parroquias saben que, necesariamente, un porcentaje nada desdeñable irá destinado, de forma directa o indirecta, a costear el agujero financiero creado por el pago de indemnizaciones a las víctimas de los abusos sexuales cometidos por su clero local.

Se trata de un asunto que nadie quiere tratar. Si pocos son los interesados en informar, menos aún son los interesados en analizar las causas, circunstancias y responsabilidades que han permitido que se produjera y extendiera semejante situación.

Situación que no es producto de un día ni de dos, sino el resultado de décadas enteras de dejación pasiva y toleracia activa que, por desgracia, no se circunscriben sólo a la Iglesia en Estados Unidos.

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