-Y me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Francisco, Jornada Unidad Cristiana. Fénix, 23-V-15
Hæc est hora vestra et potestas tenebrarum (Lc.22:53)

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre algunos actos de mons. Williamson



No es un secreto para nadie que mons. Richard Nelson Williamson es una persona no sólo muy inteligente sino, además, extraordinariamente instruida, gran conocedor de la literatura, melómano experto y amante de las bellas artes.

Tampoco es un secreto que se trata de una persona perspicaz, con visión de conjunto, dotes de mando y experiencia. Por eso ha desempeñado la tareas de rector en varios seminarios de la HSSPX.

Y por eso mismo, me resultaron tan chocantes sus declaraciones a la televisión sueca ¡en suelo alemán! Constituyen un error de una torpeza inexplicable en una persona de las características de mons. Williamson. Y, sin embargo, ocurrió.

También por eso mismo, me resultó increíblemente chocante su comentario Eleison dedicado a ensalzar el "Poema del hombre-Dios" de María Valtorta, del cual, aunque no consta sobrenaturalidad alguna, consta, por evidente, un tremendo mal gusto que, inevitablemente, conduce a la banalización de la figura de Cristo primero y, finalmente, sin remedio, a la impiedad después. El contenido de ese comentario Eleison no es congruente con la personalidad de mons. Williamson. Sin embargo, su estilo de redacción, siempre tan personal y, por eso mismo, tan intrasferible, es indudablemente suyo.

También me resultó chocante el tono del último comentario Eleison. Uno esperaba que, tras haber sido expulsado de la congregación que ha constituido el motivo de toda su vida apostólica, mons. Williamson dedicara algunas palabras de aliento tanto a los que también acababan de ser expulsados como a los que siguen en ella. Uno esperaba que, por el bien de las almas -a fin de cuentas es un obispo, un pastor de almas- buscara restañar las posibles heridas de unos y otros para que, ya sea dentro o ya sea fuera, se mantengan unidos en el propósito común de luchar por la defensa de la Tradición Católica frente a la Revolución Internacional.

También esperaba alguna alusión a la Gracia de Dios, a la vida de Fe, a la oración, al sacrificio. Pero no. Mons. Williamson se limita a recordar algunos consejos humanos, muy sabios pero sólo humanos, de mons. Lefebvre. Consejos que dice que va a usar para construir una red distribuida de núcleos tradicionalistas independientes de la HSSPX, quizá siguiendo el modelo de las células revolucionarias maoístas descrito por André Malraux en "La condición humana". La verdad es que nunca oí hablar así al beato Pío IX, ni a San Pío X, ni al card. Pie, ni a mons. Lefebvre, ni a mons. de Castro Mayer, ni a mons. Proença Sigaud. Siendo él el obispo que se supone que va a salvar la Tradición, francamente, al menos desde el punto de vista de la expresión de su acción pastoral, a su discurso le falta una cierta dosis de elevación al orden sobrenatural.

Por último, si fuera cierta, tal como informa Radio Cristiantad, resultaría alucinante su asociación con un personaje como Jerôme Bourbon. Y sería tan alucinante como para llegar a hacer pensar a más de uno que lo que debería hacer mons. Williamson, por el bien de la Tradición, es retirarse de una vez por todas y dejar de desprestigarse a sí mismo y, por extensión, a quienes se asocian con él.

Eso, siendo benevolentes. Sin serlo, sería como para palparse los bolsillos en busca del Rosario para agarrarlo y rezar sin parar, porque, por más impensable que pudiera parecer, estaríamos ante un quintacolumnista que se dedicaría, una vez tras otra, a agitar las aguas y a desestabilizar la Tradición precisamente cuando más estabilidad necesita. Primero, dentro de la FSSPX. Ahora, fuera.

Sea lo uno o lo otro, quien se acerque a él, ya sabe dónde se arrima. No le arriendo la ganancia.


No hay comentarios: