-Y me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Francisco, Jornada Unidad Cristiana. Fénix, 23-V-15
Hæc est hora vestra et potestas tenebrarum (Lc.22:53)

jueves, 12 de diciembre de 2013

Dos respuestas a dos comentarios

lefebvre-5-maio-1988-protocolo-assinado-e-abandonado-e1345865735286

UNO

Un amable comentarista anónimo acaba de dejar un comentario en mi blog al post Respuesta a un comentario. Creo que su exposición es clara y razonada. Primero, presento su comentario. Después, paso a responderle usando la misma numeración.

Estimado, si me permite, con todo respeto, muchas veces entré a su blog y siempre me han parecido muy buenas sus publicaciones. En este caso creo se equivoca: 
1) Es cierto que la FSSPX se fundó, nada mas y nada menos, que para preservar el Sacerdocio Católico, y con ello la Fe integra, pero Monseñor Lefebvre nunca dejó de estar atento a Roma, y repetía que la restauración de la Iglesia sólo podía venir de Roma. 
2) Nunca Roma había reconocido pública y explícitamente que la Misa Gregoriana no estaba abrogada; es mas, el católico común creía que estaba abrogada y por ello se hablaba de indulto o permisos especiales. 
3) El Motu Propio, a pesar de sus defectos, es mucho mas de lo que Monseñor Lefebvre proponía en el protocolo de mayo de 1988, en el que reconocía sin más la validez de la Misa y sacramentos de Pablo VI, y se sometía el C.D.C. de Juan Pablo II. 
4) Respecto al Concilio, en dicho protocolo decía Monseñor Lefebvre: "3) En cuanto a ciertos puntos enseñados por el Concilio Vaticano II, respecto de las posteriores reformas de la liturgia y las leyes que parecen difíciles de conciliar con la tradición, nos comprometemos a una actitud positiva de estudio y de comunicación con la Sede Apostólica, evitando toda polémica." esto es más condescendiente que el 95%. 
5) Con respecto a lo de levantar o revocar las excomuniones, decía Monseñor Lefebvre en dicho protocolo: 6. Los problemas particulares de resolver por Decreto o Declaración: 
"Levantar la 'suspensio a divinis' de Mons. Lefebvre y dispensación de las irregularidades en que incurrió a través de las ordenaciones. - La anticipación de una 'amnistía' y un acuerdo para las casas de la sociedad y lugares de culto erigido – o usado – hasta ahora sin la autorización de los obispos". 
Monseñor Lefebvre acepta "levantar". No entiendo por qué se le exige a M. Fellay, lo que no se le exigía a M. Lefebvre.

1) Es verdad que mons. Lefebvre decía que la restauración de la Iglesia sólo podía venir de Roma. Pero también decía que, mientras no empezara esa restauración, había que hacer lo necesario para conservar la Fe. Y dentro de ese "hacer lo necesario para conservar la Fe" está, en primer lugar, evitar la ambigüedad doctrinal.

¿Dialogar con Roma? Las veces que haga falta... y muchas más. ¿Valerse de la ambigüedad doctrinal? Jamás.

2) Es cierto que el Motu Proprio ha servido para que quedara bien claro a todos que, de iure, el rito gregoriano todavía no está totalmente abrogado. Pero también es cierto que ha dejado bien claro que, de facto, sí lo está.

Y si no, que se lo pregunten a los hermanos franciscanos de la Inmaculada, o a todo aquel seminarista que haya pedido formación para oficiarlo, o para rezar el Oficio Divino de 1962.

3) Es cierto que el Motu Proprio es más de lo que mons. Lefebvre firmó en el protocolo de 5 de mayo de 1988. Pero también es cierto que, unas pocas horas después, se retractó de esa firma y que, hasta el día de su muerte, mantuvo la retractación de esa firma.

4) Desde hace unos años, el fiel hispanohablante que no lea en francés, en inglés o en alemán, o que no disponga de recursos para comprar libros de lance, no puede acceder a importantísismos textos publicados por autores de la propia FSSPX. Del mismo modo, el fiel francés, inglés o alemán, que no lea en español, tampoco puede acceder a textos no menos importantes de autores hispanohablantes de la FSSPX como p. Calderón, entre otros.

¿Por qué "evitar toda polémica" en época de mons. Lefebvre significaba evitar actitudes negativas frente al Papado, y en época de mons. Fellay significa restringir la traducción, publicación y distribución de textos importantísimos sobre el Concilio, Juan Pablo II y Benedicto XVI?

5) Mons. Lefebvre retiró su firma del Protocolo de 5 de mayo de 1988 porque, en un documento final, se le pidió reconocer dolo en las decisiones que le habían llevado a actuar tal y como lo hizo.

¿Qué es lo que debería haber hecho mons. Fellay? Aceptar el levantamiento de las excomuniones, agradeciéndolo tal y como efectivamente hizo, pero añadiendo que, dada la situación de la Iglesia en aquel momento, ésa fue la única salida que le quedó a la FSSPX, deseando que un hecho semejante no se vuelva a repetir, y reiterando el filial y devoto afecto de la FSSPX y de su Superior General al Santo Padre, etc., etc., etc...

Mons. Lefebvre no fue perfecto. Pero dudo mucho que alguna vez actuara con dolo. Mons. Fellay tiene la "finesse" de todo buen diplomático. Sabe de lo que hablo. No creo que sea algo tan extraordinario pedir que el Superior General procure evitar cualquier atisbo de reconocimiento de dolo en las consagraciones en las que él mismo fue ordenado obispo.

6) Para terminar dejando las cosas bien claras, hay tres aspectos que no me gustan de la dirección que mons. Fellay ha dado a la FSSPX:

a) El silencio absoluto ante el reconocimiento implícito de dolo en las acciones de mons. Lefebvre. 
b) La restricción en la traducción, publicación y circulación de importantísimos textos doctrinales de reputados padres de la FSSPX. 
c) La presencia continuada de gravísimas ambigüedades doctrinales en las distintas declaraciones doctrinales.

Un saludo.

Cougar


DOS

En la página de Tradición Digital, otro comentarista, que jocosamente se identifica como el Botones Sacarino, también ha hecho una valiosa aportación a este contraste de pareceres tan necesario.
A veces los árboles impiden ver el bosque y la respuesta de Cougar, aunque meritoria, no acaba de dar en el clavo en toda esta cuestión. Porque la cuestión principal es sí Lefebre o Fellay dentro de sus circunstancias están consiguiendo que más almas se salven o no. Toda lo demás es circunstancial con respecto a esta cuestión. 
En mi opinión, Lefebvre contra las cuerdas hizo lo único que podían hacer para salvar el mayor número de almas en un estado de necesidad extrema. Fellay, gracias a Lefebvre, está sometido a otras circunstancias diferentes, y hábilmente ha conseguido que el muro conservador, que amenazaba ruina, no se haya fisurado. 
Me hace gracia cuando desde ambientes progresistas y conservadores airean las diferencias en la FSSPX. No se dan cuenta que algo tan fallido como el motu proprio de B16 ha volado los cimientos en los que se basa la Iglesia posconciliar. Lo que se dice en él es tan escandaloso que esta Iglesia posconcilicar ha tenido que buscar de prisa y corriendo al último de la estirpe conciliar que vivió lo pre-conciliar para abjurar de ello.
Después de F., ya nada será igual.El Papa que venga después ya no habrá vivido en el pre-concilio como para que sus respetos humanos le impidan ver la realidad tal que es. Podrá ser tonto y no verlo, pero ya no tendrá los prejuicios de todos estos Papas nuevos que vivieron aquello. 
Esa grieta del motu proprio filtra agua que está erosionando el cimiento sobre el que se levanta la iglesia posconciliar. Es agua que salva y ha sido Fellay quien ha abierto la espita. 
Se equivoca Cougar. Ahora la guerra ya no está: 
1) Ni en salvar el sacerdocio católico, que ya lo está. Ya lo hizo Lefebvre. 
2) Ni está en distinguir si JPII había reconocido que la misa de siempre no había sido abrogada, cuando a efectos prácticos, es decir para la salvación de almas, no tuvo efectos hasta el motu proprio que es cuando se informa al pueblo de Dios del contubernio. 
3) Ni en la libertad aparente del motu proprio, porque el efecto demoledor no está en las libertades aparentes que concede, sino en la indignación que provoca las arbitrariedad perpetradas y reconocidas que han puesto en tela de juicio el CVII en ambientes fuera de la fraternidad. Esta discusión, hace 10 años habría sido imposible en un medio español. 
4) Ni tampoco en la ocultación de las grabaciones grabadas por la FSPPX durante las discusiones. ¿Pero de qué se trata? ¿De ganar en una discusión doctrinal con aquellos que excomulgaron la tradición? ¿Pero somos ingenuos o qué? ¿Pero qué cree usted? ¿Qué el objetivo que llevaba Fellay en mente es que iba a convertir a Roma? ¿No cree que llevaba diferentes alternativas en su estrategia? 
5) Ni en extemporáneas reflexiones si las excomuniones fueron levantadas o abrogadas. A efectos prácticos, es decir para la salvación de las almas, la Tradición ya no está excomulgada por lo que será el banderín de enganche al que muchas almas se aferraran para evitar la descomposición final de la Iglesia. Estando fuera se dejaba a los millones de borregos conservadores sin ningún cabo en esta Iglesia que desaparece. 
6) Ni está anular las circunstancias diferentes,que implican modos de batallar diferentes la misma guerra, para no distinguir que Lefebvre salvó al sacerdocio católico pero Fellay, lo que está haciendo es que prenda la llama de la desconfianza en el CVII. Y además, sibilinamente. 
7) Ni en lamentarse que los conservadores que desde el motu proprio abrazan la misa de siempre todavía no rechazan el CVII ¿Pero qué quería? ¿Qué resultaran los infocatólicos además más irrepochables que San Francisco por la publicación de un motu proprio? ¿No cree que en Roma no tomaron buena nota cuando F. hizo lo que hizo con los de la Inmaculada, y vieron que parte de la grey conservadora se asustaba? ¿Cree que F. no lo notó? 
8) Ni en hacer juicios de intenciones y juegos hipotéticos, cuando el tercer secreto de Fátima habla de un obispo vestido de blanco. 
9) Y, por último. Yo sí creo en la santidad a través del silencio y la ocultación. Así lo hizo nuestro Señor durante 30 años y así lo hizo nuestra Madre toda su vida. Algunos confunden el silencio y la ocultación con la inacción y la cobardía, pero es erróneo. Las guerras se ganan en el silencio, aunque eso no está reñido con que las las batallas haya que darlas en alharacas y a la vista. 
En síntesis, y no se lo tome a mal. Todo lo que dice es muy interesante. Muy propio de un consejero de esos que tiene Fellay que para eso están. Para hacerle ver todas esas líneas rojas que usted cree que Fellay ha cruzado cuando en realidad han sido los del otro bando. 
Eso si, para sacarlos de sus posiciones hay que acercarse a esas lineas rojas y puede dar la impresión que Fellay pisa una alguna vez. Pero si ve usted bien las cosas en perspectivas y estudia cómo llegó usted hasta la tradición, verá que el artista de Fellay y sus consejeros lo está haciendo con muchas más almas. 
Con Dios.
No sé si el muro tradicionalista amenzaba o no ruina tras la muerte de mons. Lefebvre. Desconozco la contabilidad de almas bajo la dirección de mons. Fellay. Pero estoy totalmente de acuerdo en que lo más importante es la salvación de las almas.

También puedo entender que diciendo que acepta el 95% del Concilio Vaticano II mons. "Fellay, lo que está haciendo es que prenda la llama de la desconfianza en el CVII. Y además, sibilinamente" Ahora bien, espero que se entienda que, esas palabras, en boca de mons. Fellay, lo que también están haciendo es prender la llama de la desconfianza en los fieles de la propia FSSPX. Aunque sea, inintencionadamente.

También estoy de acuerdo en "que algo tan fallido como el motu proprio de B16 ha volado los cimientos en los que se basa la Iglesia posconciliar". Ahora bien, en lo que no estoy tan de acuerdo es en que: "ha sido Fellay quien ha abierto la espita".

Como se puede ver en la foto de la firma del protocolo de 5 de mayo de 1988, sentados a la mesa están mons. Lefebvre, en representación de la FSSPX, y mons. Ratzinger, en representación de Juan Pablo II. Y como puede verse al pie del Motu Proprio, la que figura es la firma de mons. Ratzinger en calidad de Papa. Precisamente ha sido Benedicto XVI quien, en más de una ocasión, ha dicho que, desde el fallido protocolo de 1988, el asunto de la FSSPX le seguía preocupando. ¿Pero por qué? El propio mons. Lefebvre nos da una pista:
"A pesar de estas decepcio­nes, firmo el protocolo el 5 de mayo. Pero la fecha de la con­sagración episcopal causa pro­blemas. Luego un proyecto de carta de pedido de perdón al Papa es puesto entre mis manos... El clima ya no es en absoluto el de la colaboración frater­na y el del puro y simple reco­nocimiento de la Fraternidad. Para Roma el objetivo de las conversaciones es... el regreso de la oveja descarriada al redil." 
Esa carta, redactada y entregada a mons. Lefebvre a instancias de mons. Ratzinger tras la firma del protocolo, obligaba a mons. Lefebvre a reconocer dolo en sus actos. Algo que, en conciencia, no podía hacer. Junto al problema de la fecha de la consagración episcopal, fue el principal detonante de la retirada de la firma. Sin esa carta, y con algo más de buena voluntad para establecer la fecha de la ordenación espiscopal, mons. Lefebvre nunca habría retirado su firma de los protocolos de 5 de mayo de 1988. Eso es algo que mons. Ratzinger supo entonces, como es algo que todavía sigue sabiendo a día de hoy.

Por eso, para intentar solucionar el problema a su manera, Benedicto XVI redactó el Motu Proprio. La acción de este drama siempre ha estado entre dos hombres, mons. Lefebvre y mons. Ratzinger, y un destino, el de la FSSPX en el seno de la Iglesia.

Mons. Fellay es uno de aquellos obispos ordenados por mons. Lefebvre para dar asistencia pastoral y sacramental a la FSSPX. Como Superior General, es evidente que algo tiene que ver con el asunto. Pero de ahí a decir que "ha sido Fellay quien ha abierto la espita", hay un trecho demasiado largo.

Como acabo de decir, esta es una historia de dos hombres y un destino: mons. Lefebvre, mons. Ratzinger y la FSSPX en el seno de la Iglesia. Los dos hombres han actuado en conciencia. Dios ha hecho el resto.
Tampoco estoy de acuerdo con su afirmación de que el sacerdocio católico ya esté salvado. Especialmente sabiendo cómo andan los seminarios. Finalmente, yo no creo en la santidad a través del silencio y la ocultación de la verdad. Si lo creyera, no me molestaría en responderle.

Que Jesús no viviera una vida pública hasta los treinta y tres años no quiere decir que estuviera callado y oculto hasta entonces. Y si no, que se lo pregunten a los sabios escribas y fariseos del Templo de Jerusalén. Con nueve años ya les preguntaba y les respondía, poniéndoles en aprietos. Y, ante la recriminación de sus padres, a quienes estaba sometido, les responde: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tenía que estar en la casa de mi Padre?"

Respecto a la Virgen María, que los evangelistas no nos den muchos datos sobre ella no quiere decir que estuviera callada y oculta toda su vida. Y si no, que se lo pregunten al propio Jesús cuando, en las Bodas de Caná, ante la negativa de su Hijo, sin inmutarse, no le hace el más mínimo caso y, dirigiéndose a los sirvientes, va y les dice: "Haced lo que Él os diga".

Ya para terminar, reitero lo que he dicho al final de comentario anterior, eso a lo que vd. se refiere como las líneas rojas. Líneas rojas que, por el bien de la salvación de las almas, mons. Fellay no debería traspasar jamás:

a) El silencio absoluto ante el reconocimiento implícito de dolo en las acciones de mons. Lefebvre. 
b) La restricción en la traducción, publicación y circulación de importantísimos textos doctrinales de reputados padres de la FSSPX. 
c) La presencia continuada de gravísimas ambigüedades doctrinales en las distintas declaraciones doctrinales.

Nuestro Señor Jesucristo siempre reconoció a Caifás como Sumo Sacerdote, entonces en funciones. Estando ante él, unas veces le respondió, y otras no. Pero lo que nunca, nunca, nunca hizo fue jugar con la ambigüedad.

Un saludo.

Cougar

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