-Y me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Francisco, Jornada Unidad Cristiana. Fénix, 23-V-15
Hæc est hora vestra et potestas tenebrarum (Lc.22:53)

martes, 16 de diciembre de 2014

No quieren enterarse

Entrevista con La Vanguardia Española de Barcelona, Roma, 9-VI-2014. "Cuando llegue el momento, me jubilaré como Benedicto XVI."


El Papa no quiere darse por enterado. Y del Papa para abajo, son pocos los que quieren hacerlo.

Lo del Papa, dada la naturaleza de los papas conciliares, cabe dentro de lo tristemente posible. Pero lo de los demás, no. Cincuenta años de apostasía universal no pasan desapercibidos así, sin más.

Cincuenta años de obediencia ciega a sus pastores han llevado a mis familiares, parientes y amigos, a la apostasía. Hasta hace poco, a veces aún acudían a algún bautizo, primera comunión, boda o funeral católicos. Ahora, ni eso. Sólo se ven en las bodas a la salida del ayuntamiento o juzgado de turno, y en las salas de recepción de los tanatorios.

Para ellos, San Juan XXIII fue el Papa que convocó el concilio que permitió a los católicos vivir como si ya no lo fueran. El Beato Pablo VI fue el Papa atormentado que, con manos de hierro y guantes de seda, lo terminó y aplicó. El venerable Juan Pablo I fue el Papa que averiguó demasiado. San Juan Pablo II fue el Papa del Espíritu de Asís que aceptó todas las religiones del mundo, que besó el Corán por lo que tenía de bueno, y que protegió durante casi treinta años, hasta su muerte, al fundador y superior de los Legionarios de Cristo, el reverendo padre Marcial Maciel Degollado, L.C. El emérito padre Benedicto XVI fue el Papa que habló de Jesucristo como si no fuera Dios y dimitó porque no quería hacer de Papa. Y Francisco es el Papa del "Quién soy yo para juzgar" que no para de juzgar, el que dice que no le gusta conceder entrevistas y no cesa de hablar con la prensa, y el que dice combatir la misma mafia rosa con la que siempre se rodea.

Es patético ver al Papa diciendo sandeces un día tras otro en Santa Marta, en las audiencias, recepciones y catequesis, poniéndose la narizota de payaso, dejándose sobar por monseñor Rica, paseando cogido de la mano con don Ciotti, besando las manos de don Michele de Paolis, defendiendo la teología posmatrimonial del cardenal Kasper y la pastoral pop de sor Verónica Scuccia mientras castiga sin piedad a los Franciscanos de la Inmaculada por oficiar Misa gregoriana.

Pero no es menos patético ver al clero y al laicado citándole sin asomo de rubor ni vergüenza, como si no supiéramos quién es y cómo piensa el inquilino de Santa Marta. En estas circunstancias, es lógico que, aunque creyente enamorado de la Iglesia, sea un tanto escéptico ante tales clero y laicado.

Gracias a Dios, siempre nos quedarán la Tradición y los Santos a quienes rezar e imitar. Santos que nos acompañan durante el viaje suicida en que se ha convertido la vida de fe en este mundo que está, cada vez más, en manos del Maligno.

Que haya quienes prefieran simular que las cosas no son así, no cambia nada. Sólo indica el estado de su alma.

San Pío V, Venerable Pío VII, Beato Pío IX, San Pío X, Venerable Pío XII, rogad por todos nosotros. Muy especialmente por quienes prefieren simular en la Iglesia una normalidad que hace cincuenta años que dejó de existir.

COUGAR


2 comentarios:

Arturo dijo...

Por favor estimado Cougar, no llamar Beato ni Santo a Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo II, etc. Solo falta ahora San Francsicus en vida y Venerable Benedicto XVI Emeritus, eso arruina esta entrada tan clara y contundente.
Si si no no, asi se habla, sin dobleces sino con pura claridad, las cosas por su nombre.
Mira que muchos inventan supuestas exegesis hermenéuticas para entender al Papa (¡insólito!) y decir lo que supuestamente quiso decir y no lo que dijo.

Cougar Puma dijo...

Estimado Arturo,

Entiendo su posición. En sentido estricto, tiene razon.

Sin embargo, dada mi condición de pecador, no puedo evitar referirme a los papas según la vulgata conciliar. El contraste entre lo hiperbólico de los títulos que les atribuye (Su Santidad San Juan Pablo PP II Magno) y los hechos de los que, aparentemente, no se arrepintieron en vida (conciliábulos de Asis, beso al Corán, protección de Maciel) es demoledor (y eso no entrando en hechos todavía más penosos pero menos conocidos).

Y si no me refiero a Francisco como Pancho the 1st es más por respeto al papado que a Francisco. Y en línea con lo dicho arriba, si no me refiero a él como Su Santidad el Santo Padre Franciscvs PP I es porque haría el texto muy pesado de leer, no por falta de ganas de forzar ese contraste entre títulos conciliares y obras reales.

Un saludo.