Los bancos se hinchan a dar préstamos por encima de sus posibilidades a clientes por encima de su capacidad de endeudamiento, y los que pagan los platos rotos son el resto de ciudadanos que no se benefician de esos préstamos porque ni los han pedido, y si los han pedido ya los han pagado o los están pagando, ni los han concedido y, por lo tanto, no se benefician de su concesión.
Los ciudadanos pagan las consecuencias de la falta de liquidez del sistema bancario, que no concede préstamos ni a los autónomos ni a las pymes ni a quienes necesitan vivienda, y de la quiebra del sistema financiero nacional, público y privado, con la subida de impuestos y el descenso de servicios públicos y posibilidades laborales.
Sí, ciertamente, es algo muy justo y cristiano. La banca se forra con el cuento de la reserva fraccionaria, gracias al cual por cada euro en cuenta corriente puede pedir prestado a los mercados internacionales cincuenta para prestarlos según les convenga. Y, cuando entra en pérdidas, las socializa obligando al Banco Central de turno a imprimir ex nihilo más billetitos para que se los preste y poder así afrontar sus deudas.
¿Y de dónde sacarán los bancos dinero para pagar esos préstamos del Banco Central y sus intereses? De sus clientes y del Estado, al que sostienen prestándole vía Deuda Pública. ¿Y cómo pagará el Estado su Deuda Soberana? Vía impuestos a unos ciudadanos que cada vez tienen menos dinero en sus manos porque está en manos de los bancos, que lo necesitan para pagar sus propias deudas y para prestárselo a su cliente preferencial, el Estado; porque cada vez es más difícil de conseguir por la falta de empleo provocada por el infarto del sistema financiero; y porque cada vez tiene menos valor facial debido a que cada vez se imprime en mayores cantidades para pagar las deudas de un sistema financiero irresponsable que prestó lo que no tenía a quienes no tenían posibilidades de devolverlo.
Y todo eso pasa en un contexto de recesinflación (recesión: disminución de la actividad económica, e inflación monetaria: aumento de precio de bienes y servicios) en una serie económica en L tumboinvertida (|__) de larga duración (más de cinco años).
¿Es que la Doctrina Social de la Iglesia establece que, en época de escasez, casi todo el arroz debe ser para los mismos pollos? No, claro que no.
¿Se pueden hacer las cosas de otra forma? Sí, claro que sí. Véase el caso de Islandia.
Se hacen quitas a los préstamos contraídos con los bancos, y que los bancos han concedido irresponsablemente, con cargo a partes iguales a accionistas, acreedores y responsables de mala práxis financiera, a los que se les aplica, además, el código penal, responsabilidades económicas incluídas. Se nacionaliza la parte quebrada de la banca, se devalúa la moneda nacional, se convierten todos los préstamos en moneda extranjera a moneda nacional, y se dobla el sistema de ayuda a las familias más desfavorecidas, especialmente a las de mayor número de miembros y las que atienden a miembros más dependientes.
Hace dos años Islandia estaba peor de lo que ahora está España. Y ahora ya está creciendo económicamente. Lo moral, la atención a las personas, resulta que, además de poco ortodoxo, también ha resultado lo más rentable. No para los bancos, pero sí para el conjunto de la nación. Dentro de dos años, España seguirá igual. Aunque los bancos, eso sí, habrán cobrado. Y "nuestros" tres grandes (BBVA, BSCH y CaixaBank) serán tres de los bancos más grandes de Europa.
Como decía Castellani, el gobierno, si es fuerte y cristiano, puede vencer al capital, obligándole a actuar a favor del bien común, además de a favor de sí mismo. El problema, digo yo ahora, se produce cuando no hay cristianos con los que formar ese gobierno porque todos están convencidos que el Gran Capital es Cristo bendito.
El crédito con interés, defendido por la teoría cuantitativa de la moneda, es la base de la esclavitud del hombre. A causa de la tasa de interés, el capital improductivo usurpa el fruto del trabajo productivo, esclavizando al individuo. La Doctrina Social de la Iglesia[1] defiende la teoría cualitativa de la moneda, que enseña que la moneda sólo es una unidad de medida del trabajo de los miembros de la comunidad politica que se acoge a su uso, no una mercancía que se pueda crear y destruir a voluntad según los intereses circunstanciales de la oligarquía financiera del momento, siempre orientados a controlar el trabajo y a las personas que lo realizan. Además del crédito con interés, la creación ex-nihilo de dinero para pagar las deudas contraídas por una mala gestión del sistema financiero y del Estado agrava, vía inflación, aún más la pauperización de la población. Por eso es tan importante dar primacía al trabajo sobre el capital evitando el crédito con interés y luchando contra la indisciplina monetaria responsable de la inflación.
De la misma forma que se crearon cajas de pensiones para la vejez y de ahorros, germen del actual sistema nacional de jubilaciones, podría ampliarse la misión de esas cajas para que, además de retomar esa noble tarea, acometieran la de prestar sin intereses. Mientras eso llega[2], el mercado laboral se irá "liberalizando"[3] cada vez más para poder conseguir, vía explotación laboral, el dinero necesario para pagar los intereses de un dinero prestado que no se tenía a quien no podía devolverlo. Además de esa pauperización laboral, la creación de dinero exigida por el Gran Capital para pagar sus deudas terminará creando, vía inflación, un nuevo orden mundial basado en el empobrecimiento de la población, facilitando su control político y social vía gestión gubernamental de ayudas contra la pobreza.
No es una distopía ni un futuro lejano. Es el presente.
¿Y qué podemos hacer los católicos? Evitar los préstamos tanto como nos sea posible y no votar jamás a partidos favorables al endeudamiento público.
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[1] Benedicto XIV promulgó para toda Italia el 1 de noviembre de 1745 su carta encíclica "Vix Pervenit", On Usury and other dishonest profit. Gregorio XVI ordenó a la Santa Inquisición que promulgara esta encíclica para toda la Iglesia Universal, cosa que realizó por medio de un solemne Decreto con fecha 29 de julio de 1836. Este magisterio jamás ha sido abrogado.
[2] Quien desee más información puede acudir al blog de la "Liga Distributista".
[3] Ése y no otro es el sentido de la "reforma laboral" del PP. Desde un punto de vista "liberal", el trabajador en paro es libre para decidir si quiere seguir en paro, o si quiere esclavizarse. La mayoría de esos "amos esclavistas" son también, a su vez, esclavos del oligopolio financiero que se reparte el mercado. A este respecto es muy instructivo descubrir que la Reserva Federal americana es un organismo privado que jamás ha sido auditado, propiedad del oligopolio financiero norteamericano .
G. Edward Griffin: "The Creature from Jeckyll Island. A Second Look to the Federal Reseve"
Los ciudadanos pagan las consecuencias de la falta de liquidez del sistema bancario, que no concede préstamos ni a los autónomos ni a las pymes ni a quienes necesitan vivienda, y de la quiebra del sistema financiero nacional, público y privado, con la subida de impuestos y el descenso de servicios públicos y posibilidades laborales.
Sí, ciertamente, es algo muy justo y cristiano. La banca se forra con el cuento de la reserva fraccionaria, gracias al cual por cada euro en cuenta corriente puede pedir prestado a los mercados internacionales cincuenta para prestarlos según les convenga. Y, cuando entra en pérdidas, las socializa obligando al Banco Central de turno a imprimir ex nihilo más billetitos para que se los preste y poder así afrontar sus deudas.
¿Y de dónde sacarán los bancos dinero para pagar esos préstamos del Banco Central y sus intereses? De sus clientes y del Estado, al que sostienen prestándole vía Deuda Pública. ¿Y cómo pagará el Estado su Deuda Soberana? Vía impuestos a unos ciudadanos que cada vez tienen menos dinero en sus manos porque está en manos de los bancos, que lo necesitan para pagar sus propias deudas y para prestárselo a su cliente preferencial, el Estado; porque cada vez es más difícil de conseguir por la falta de empleo provocada por el infarto del sistema financiero; y porque cada vez tiene menos valor facial debido a que cada vez se imprime en mayores cantidades para pagar las deudas de un sistema financiero irresponsable que prestó lo que no tenía a quienes no tenían posibilidades de devolverlo.
Y todo eso pasa en un contexto de recesinflación (recesión: disminución de la actividad económica, e inflación monetaria: aumento de precio de bienes y servicios) en una serie económica en L tumboinvertida (|__) de larga duración (más de cinco años).
¿Es que la Doctrina Social de la Iglesia establece que, en época de escasez, casi todo el arroz debe ser para los mismos pollos? No, claro que no.
¿Se pueden hacer las cosas de otra forma? Sí, claro que sí. Véase el caso de Islandia.
Se hacen quitas a los préstamos contraídos con los bancos, y que los bancos han concedido irresponsablemente, con cargo a partes iguales a accionistas, acreedores y responsables de mala práxis financiera, a los que se les aplica, además, el código penal, responsabilidades económicas incluídas. Se nacionaliza la parte quebrada de la banca, se devalúa la moneda nacional, se convierten todos los préstamos en moneda extranjera a moneda nacional, y se dobla el sistema de ayuda a las familias más desfavorecidas, especialmente a las de mayor número de miembros y las que atienden a miembros más dependientes.
Hace dos años Islandia estaba peor de lo que ahora está España. Y ahora ya está creciendo económicamente. Lo moral, la atención a las personas, resulta que, además de poco ortodoxo, también ha resultado lo más rentable. No para los bancos, pero sí para el conjunto de la nación. Dentro de dos años, España seguirá igual. Aunque los bancos, eso sí, habrán cobrado. Y "nuestros" tres grandes (BBVA, BSCH y CaixaBank) serán tres de los bancos más grandes de Europa.
Como decía Castellani, el gobierno, si es fuerte y cristiano, puede vencer al capital, obligándole a actuar a favor del bien común, además de a favor de sí mismo. El problema, digo yo ahora, se produce cuando no hay cristianos con los que formar ese gobierno porque todos están convencidos que el Gran Capital es Cristo bendito.
El crédito con interés, defendido por la teoría cuantitativa de la moneda, es la base de la esclavitud del hombre. A causa de la tasa de interés, el capital improductivo usurpa el fruto del trabajo productivo, esclavizando al individuo. La Doctrina Social de la Iglesia[1] defiende la teoría cualitativa de la moneda, que enseña que la moneda sólo es una unidad de medida del trabajo de los miembros de la comunidad politica que se acoge a su uso, no una mercancía que se pueda crear y destruir a voluntad según los intereses circunstanciales de la oligarquía financiera del momento, siempre orientados a controlar el trabajo y a las personas que lo realizan. Además del crédito con interés, la creación ex-nihilo de dinero para pagar las deudas contraídas por una mala gestión del sistema financiero y del Estado agrava, vía inflación, aún más la pauperización de la población. Por eso es tan importante dar primacía al trabajo sobre el capital evitando el crédito con interés y luchando contra la indisciplina monetaria responsable de la inflación.
De la misma forma que se crearon cajas de pensiones para la vejez y de ahorros, germen del actual sistema nacional de jubilaciones, podría ampliarse la misión de esas cajas para que, además de retomar esa noble tarea, acometieran la de prestar sin intereses. Mientras eso llega[2], el mercado laboral se irá "liberalizando"[3] cada vez más para poder conseguir, vía explotación laboral, el dinero necesario para pagar los intereses de un dinero prestado que no se tenía a quien no podía devolverlo. Además de esa pauperización laboral, la creación de dinero exigida por el Gran Capital para pagar sus deudas terminará creando, vía inflación, un nuevo orden mundial basado en el empobrecimiento de la población, facilitando su control político y social vía gestión gubernamental de ayudas contra la pobreza.
No es una distopía ni un futuro lejano. Es el presente.
¿Y qué podemos hacer los católicos? Evitar los préstamos tanto como nos sea posible y no votar jamás a partidos favorables al endeudamiento público.
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[1] Benedicto XIV promulgó para toda Italia el 1 de noviembre de 1745 su carta encíclica "Vix Pervenit", On Usury and other dishonest profit. Gregorio XVI ordenó a la Santa Inquisición que promulgara esta encíclica para toda la Iglesia Universal, cosa que realizó por medio de un solemne Decreto con fecha 29 de julio de 1836. Este magisterio jamás ha sido abrogado.
[2] Quien desee más información puede acudir al blog de la "Liga Distributista".
[3] Ése y no otro es el sentido de la "reforma laboral" del PP. Desde un punto de vista "liberal", el trabajador en paro es libre para decidir si quiere seguir en paro, o si quiere esclavizarse. La mayoría de esos "amos esclavistas" son también, a su vez, esclavos del oligopolio financiero que se reparte el mercado. A este respecto es muy instructivo descubrir que la Reserva Federal americana es un organismo privado que jamás ha sido auditado, propiedad del oligopolio financiero norteamericano .
G. Edward Griffin: "The Creature from Jeckyll Island. A Second Look to the Federal Reseve"
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