La ingenuidad de mons. Fellay

El 24 de octubre de 2012 la Casa General de la Fraternidad San Pío X publicaba un comunicado en el que se podía leer:

"Monseñor Richard Williamson, habiéndose distanciado de la dirección y del gobierno de la FSSPX desde hace varios años, y negándose a manifestar el respeto y la obediencia debidos a sus superiores legítimos, fue declarado excluido de la FSSPX por decisión del Superior General [mons. Bernard Fellay] y del Consejo, el 4 de octubre de 2012...

Esta dolorosa decisión se hizo necesaria en atención al bien común de la Fraternidad San Pío X y de su buen gobierno, de conformidad con lo que Mons. Lefebvre denunciaba: 'Es la destrucción de la autoridad. ¿Cómo puede ejercerse la autoridad si es necesario que ella pida a todos los miembros que participen en el ejercicio de la autoridad? (Ecône, 29 de octubre de 1987)"

El 1 de noviembre de 2012, durante el sermón de la Misa de la Festividad de Todos los Santos oficiada en el seminario de Ecône, mons. Bernard Fellay justificó las iniciativas asumidas por la FSSPX bajo su dirección con estas palabras:

"Desde mediados de agosto, cierta persona en la Santa Sede ha estado diciéndonos: 'El Santo Padre reconocerá la Fraternidad, y será como fue con las excomuniones, en otras palabras, sin nada a cambio'... Pero no sólo tenía una fuente, recibí varias notificaciones en el mismo sentido. Un cardenal afirmó: 'Sí, es cierto, hay diferencias, pero es el Papa quien así lo desea'.... Todo esto vino a través de canales que, aunque informales, están muy próximos al Santo Padre. Voy a citar algunas de las afirmaciones que me llegaron [procedentes del Santo Padre].

En primer lugar ésta: 'Me doy perfecta cuenta de que sería mucho más sencillo tanto para mí como para la Fraternidad que las cosas se quedaran tal y como están'. En ella muestra claramente que es perfectamente consciente de que tanto él como nosotros vamos a tener problemas... Otra afirmación del Papa: 'Haced saber a la Fraternidad que la solución de su problema está en el corazón de las prioridades de mi pontificado'. O esta otra: 'Hay personas en la Santa Sede que están haciendo todo lo que está en sus manos para hacer fracasar los proyectos del Papa'. Y esta otra: 'No temáis; después podréis seguir criticando tanto como queráis, como hasta ahora'. Y esta otra afirmación: 'El Santo Padre está por encima de la Congregación para la Doctrina de la Fe; aunque la mismísima Congregación para la Doctrina de la Fe tomara una resolución desfavorable respecto a vosotros, el Papa la revocará'. Este es el tipo de información que me llegaba..."

 Tras leer este texto, un comentarista de Rorate Caeli escribió el 9 de noviembre:

¿No es un poco ingenuo haber estado fiándose durante tanto tiempo de rumores de "algunos canales extraoficiales" mientras que los oficiales continuaban, una vez tras otra, afirmando exactamente lo contrario. Suena, más bien, a justificación voluntarista. 

Me parece que está claro que la Santa Sede bajo las órdenes del Papa Benedicto XVI espera de la FSSPX exactamente la misma sumisión que esperaba de ella al inicio de la controversia bajo [las órdenes de] Pablo VI, y que seguirá esperando en el futuro.

De la misma forma, me parece igualmente claro que la FSSPX no puede aceptar [las condiciones oficialmente propuestas] sin perder "ipso facto" la razón misma de su existencia...

 

Hasta aquí, el comentario de Rorate Coeli.

Resulta, cuando menos, incongruente que el mismo Superior General que expulsa por desobedientes a un obispo y varios sacerdotes esté dipuesto a creer que la Santa Sede va a tolerar la "desobediencia" de tres obispos  y más de medio millar de sacerdotes.

A no ser, claro, que haya más cera que la que arde... En cualquier caso, no sé hasta que punto se puede hablar de la "ingenuidad" de mons. Fellay.


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Nota: las traducciónes son mías.